sábado, 14 de noviembre de 2009

.Raw Food.


El consumo de alimentos naturales gana adeptos entre quienes priorizan la salud y la preservación del medio ambiente por encima del sabor.
Esta corriente gastronómico–filosófica deriva del crudivorismo, nacido en los años 60 en Estados Unidos, cuando la doctora Ann Wigmore anunció que se había curado de cáncer de colon con una dieta basada en clorofila (vegetales), azúcares (frutas) y proteínas (semillas, frutas secas, hongos).
Los beneficios son muchos: mayor vitalidad, mejor ánimo, más atención y cambios notables en la piel, amén de una bendición a nivel digestivo. Por lo menos, bien vale una aventura gastronómica.
Es comida vegetariana (vegana) orgánica y sin cocción. Los productos orgánicos son alimentos libres de pesticidas, herbicidas, modificaciones genéticas, hormonas, antibióticos, colorantes, etc. Con lo cual protegemos el planeta.
Evitando temperaturas elevadas se mantienen intactas las enzimas de los alimentos. Empleando hornos deshidratadores a 37º C o cuando el clima lo permite, el Sol. Deshidratar es la manera más antigua para conservar los alimentos, manteniendo intactas sus propiedades.

Para obtener masas y tartas se usan técnicas como fermentar, moler, brotar y deshidratar, que son las formas más antiguas que inventó la humanidad para conservar la comida


El resto de la receta es simple. Los alimentos se utilizan en su punto nutricional óptimo: frutas y verduras frescas de estación, semillas, aceites de primera prensada, fermentos, brotes crecidos de dos días con los que se procesan tragos desintoxicantes de clorofila pura.


Con esta técnica evitamos la degradación de enzimas necesarias para todos los procesos metabólicos.

La obtención de nutrientes se maximiza y se disminuyen efectos tóxicos derivados de la cocción y aditivos.

Prof. Lic Bergonzi Claudia María